La inseguridad de las mujeres en México es uno de los principales factores que les impide iniciar en el emprendimiento.
Han sido notorios los actos que las detienen en su crecimiento dentro de una empresa, esto lo asegura la Fundadora y Directora de Victoria 147, Ana Victoria García.
«La diferencia principal que he encontrado entre hombres y mujeres es un tema de mind set (mentalidad); muchas veces los hombres son muchos más agresivos o parecen más ambiciosos a la hora de hacer sus planes y proyecciones.» -Ana Victoria García
Ana Victoria García fue panelista del programa de televisión Shark Tank México: negociando con tiburones.
Victoria 147 es una plataforma que empodera mujeres a través de programas educativos, aceleración, networking, y sobretodo destaca por promover el #girlpower.
Cuenta con sedes en la CDMX, Monterrey y Mérida.
A través de Victoria 147, Ana Victoria ha brindado apoyo a más de mil 500 mujeres en cuestión de emprendimiento y empoderamiento.
Pero veamos, ¿de dónde viene la inseguridad de las mujeres mexicanas?
Un reciente estudio de McKinsey & Company señala que un hombre acepta un puesto de trabajo o un ascenso y se siente cómodo si tiene 68 por ciento del conocimiento requerido para el trabajo.
Sin embargo cuando una mujer lo hace es requisito indispensable tener 95 por ciento del conocimiento.
La mujer cuenta con características especiales, las cuales son producto de condicionamientos culturales muy arraigados en nuestra sociedad.
Una de estas características es la inseguridad, es decir, la falta de auto afirmación y el sentimiento de incapacidad para ciertas tareas, sobre todo en la dinámica social.
La inseguridad es comportamiento humano universal, es decir que cualquier ser humano lo puede padecer.
Decimos que la inseguridad de las mujeres toma características especiales, por la «superioridad masculina» que se ha vivido a través de los años.
A la mayoría, desde niñas se les acostumbra a ver a los hombres como superiores, un poco más aptos para las profesiones. Por lo general, la educación estaba basada en un esquema de dependencia y sometimiento con respecto al hombre.
Era prioridad tener seguridad al apegarse a un hombre (padre, esposo, jefe, hermanos, etcétera). Sentir temor de estar solas, estar “unidas” con alguien (un hombre) parecía asegurar su supervivencia.
Tristemente no es algo que haya quedado en el pasado, a pesar del cambio de siglo, tanta liberación, lucha por la equidad…
Hoy en día ¿cuántas mujeres se sienten incompletas sin pareja, recurren a los hombres para que les proporcionen plenitud y cuando la relación falla se echan la culpa y se sienten todavía peor? y ¿para cuántas mujeres el casarse es la principal finalidad en su vida?
Todos los estereotipos femeninos han ayudado únicamente a generar rivalidades entre las mujeres, produciendo así mayor inseguridad.
La mujer madura frente a la joven, la sencilla contra la elegante, la pobre frente a la rica, el ama de casa frente a la profesionista…
Esa falta de valoración personal genera sin duda un estado de crisis e inseguridad en las mujeres.
A pesar de todo el conocimiento que una mujer pueda poseer, su capacidad de emprendimiento y lucha se verá afectado si no domina lo básico: la confianza.