En el estado de Oaxaca, exactamente en el Istmo de Tehuantepec, existe, entre los hombres y mujeres de la región, el llamado tercer género, celebrado e inclusive alabado desde la época prehíspánica: los muxes.
Los muxes son el centro de la llamada vela muxe, celebración máxima de la comunidad LGBT indígena, de alcance continental, realizada en Juchitán de Zaragoza por las Intrépidas Buscadoras del Peligro.
“Hay hombres y mujeres y hay algo en medio. Y eso es lo que soy”, asegura Felina, antes llamada Ángel, muxe de la comunidad del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca.
“Es difícil describir quién es un muxe. Básicamente, podemos decir que un muxe es cualquier persona que nació hombre pero que no actúa de manera masculina”, comentó Lukas Avendaño.
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La cultura muxe se caracteriza por su folclor y diversidad en cuanto a estilos, siendo que algunos utilizan prendas tradicionales de tehuanas, mientras que otros utilizan tan solo maquillaje y esmalte de uñas, sin utilizar ropa femenina.
Además de su importancia cultural, los muxes gozan de un alto grado de respeto entre la comunidad general. “Supongo que los muxes son muy respetados porque son más un género social que sexual. Tienen un papel importante en la comunidad”, destaca Fernando Noé Díaz, maestro de primaria en Oaxaca.
“Cuando el hombre está en el mar o en el campo y la mujer está en el mercado, no hay nadie para cuidar de la casa y la familia. Ahí es donde entra el muxe”, agregó.
Además de dedicarse a las tareas del hogar, los muxes también fabrican artesanías y se dedican a las ventas en mercados locales. Asimismo, aunque parezca irónico, los muxes han ganado terreno en las labores eclesiásticas al participar en actividades de la iglesia católica en el Istmo de Tehuantepec.
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