Un estudio reciente, revela que, el 72.3% de mujeres con discapacidad son incapaces de realizar alguna actividad de tipo económica, debido a la discriminación que enfrentan.
Este hecho impide a la mujer contar con ingresos propios para el sustento y adquisición de bienes y servicios, lo que termina por orillarlas a una situación de dependencia, aislamiento y exclusión.
«Si reconocemos que las mujeres viven identidades múltiples y compuestas, ancladas en relaciones sociales definidas según raza, etnia, género y clase, entre otras, aquéllas con discapacidad experimentan un mayor índice de marginación y exclusión social que desemboca en la violación de sus derechos humanos básicos». – Alejandra Prieto de la Rosa, Maestra en Políticas Públicas Comparadas
No solo en México, al rededor del mundo existen obstáculos o barreras sociales para el ejercicio de los derechos y responsabilidades de las personas con discapacidad, las cuales limitan, en mayor número al sexo femenino, para que sean aceptadas, incluidas y tengan plena participación social, lo que las coloca en situación de mayor vulnerabilidad, marginación y exclusión.
La discapacidad no sólo es causa sino también consecuencia de la pobreza.
Una de cada cinco personas que carecen de recursos, vive con alguna discapacidad,13 por lo que esta población presenta tasas más altas de pobreza.
De acuerdo con el Informe Sobre la Situación de las Mujeres con Discapacidad en México, únicamente el 27.6% de ellas se mantienen económicamente activas, a diferencia de los hombres, quienes marcan un 52.9% del género masculino discapacitado.
El estudio realizado por la organización civil Transversal Acción Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, asegura que, las mujeres que logran conseguir un trabajo lo hacen en puestos de muy baja calificación, sin alguna protección salarial y una amplia brecha laboral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que las mujeres con discapacidad tienen menos acceso a servicios de salud que las mujeres sin ella,19 por ejemplo, al tamizaje para detectar cáncer de mama y cérvico uterino, en particular para mujeres con problemas de movilidad, ya que en muchos países las mesas de exploración para el diagnóstico del cáncer cérvico uterino no son ajustables en altura, de igual manera, los equipos para mastografía sólo son utilizables en las mujeres que pueden permanecer de pie.
Conclusiones
La respuesta y descompresión de la sociedad en general frente las necesidades de las personas con discapacidad, es no únicamente resultado de su condición física, sino de la sumatoria de barreras sociales en todos los ámbitos que lo incluye, como la educación, trabajo, salud, ingreso, etc.
Dichos factores conforman lo que hoy día es llamado discapacidad social, y que en el caso de estas mujeres, al sumarse al género, aumentan la discriminación, la marginación y la inequidad.
Las diferencias de oportunidades y de trato entre ambos sexos son en realidad una discriminación hacia las mujeres que está basada en el sexo.
El hecho se multiplica con la discapacidad, cuando se suman barreras sociales de pobreza que impiden el acceso a la educación, a servicios de salud y a la participación en la economía, entre otros obstáculos sociales.