En México, gran parte del sector femenino se dedican al hogar, así que 57% de mujeres mexicanas envejecerán sin pensión.
En América Latina es evidente la desintegración de mujeres al mercado laboral, un estudio informó que combatiendo este factor sería más fácil reducir los índices de pobreza.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) está interesada en abogar por la autonomía económica de las mujeres mexicanas, donde se defiende su derecho a la emancipación y a la independencia.
Es fundamental erradicar la exclusión de las mujeres en el mundo laboral y educativo, no solo desde un punto de vista de autonomía, sino también dentro de la liberación femenina donde se da la exclusividad de tareas de cuidado del hogar y reproductivas.
Teniendo como sustento la ideología de aprender a diferenciar la igualdad y la equidad; considerando que hombres y mujeres tienen los mismos derechos y capacidades, es lógico que ambos deben gozar de las misma oportunidades y a su vez tener las mismas exigencias para la obtención de resultados.
El último estudio de la CEPAL, Panorama Social (2014), dice que la inclusión plena de las mujeres en el mercado laboral (a partir de los 15 años, inicio de la edad productiva) reduciría la pobreza en México en 4%. Los avances serían mayores en Bolivia, Panamá, Paraguay y Perú, donde la pobreza se reduciría 6%, y en Argentina y Uruguay bajaría sólo 1%.
Con base en el estudio, México se encuentra en un punto medio en la región.
Argentina y Uruguay ya pusieron manos a la obra y lograron que el tema de la igualdad sea más abordable, pero en Centroamérica queda mucho por hacer.
Si las mujeres fueran incorporadas el impacto sería profundo en el pleno ejercicio de la autonomía, la realización de capacidades y potencialidades personales, el acceso a la protección social contributiva y la sociabilidad ampliada, más allá del hogar.
Alicia Bárcena propone apoyo a mujeres mexicanas
“En el fondo, el problema más grande que tienen las mujeres es que salen a trabajar y, cuando llegan a casa, tienen doble o triple trabajo, porque no hay un reparto equitativo de la labor doméstica en la familia” -Alicia Bárcena, entrevista para Forbes México.
Alicia Bárcena fue Secretaria General adjunta de gestión en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, y cumplió tareas como jefa de gabinete y como jefa adjunta de gabinete de Kofi Annan, entonces secretario general de las Naciones Unidas.
En las Naciones Unidas fue coordinadora del Programa de Desarrollo Sostenible de América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y coordinadora del proyecto ciudadanía ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Fundadora y dirigente del Consejo de la Tierra, organización no gubernamental con sede en Costa Rica, encargada del seguimiento de los acuerdos suscritos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), celebrada en Río de Janeiro (Brasil), en 1992.
Tiene una licenciatura en Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y una Maestría en Administración Pública de la Universidad de Harvard.
Ha sido investida doctora honoris causa por la Universidad de Oslo, Noruega, en septiembre de 2014, y por la Universidad de La Habana, Cuba, en marzo de 2016.
A partir del 1º de julio de 2008 a la fecha se asumió como secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), directora de la división de Medio Ambiente y Asentamientos Humanos.
Alicia asegura que las mujeres de América Latina están más capacitadas que los hombres y deberían tener las mismas oportunidades: en promedio, ellas reportan 9.5 años de educación cursados, mientras que el promedio de los hombres es de 8.8 años.
“Las mujeres estudian más años, están mejor preparadas, pero cuando llegan al mercado se hace toda la diferencia en salario, en oportunidades. Una de cada cuatro mujeres que trabajan lo hace en sectores de baja productividad, no está recibiendo un salario alto, tampoco tiene oportunidad para innovar o para participar en sectores de mayor productividad y especialidad, como el tecnológico”. – Alicia Bárcena
Desde su punto de vista vemos que la igualdad, si se logra, es sin duda un gran impulsor del crecimiento.
Las bajas cifras que tiene la inclusión laboral no quieren decir que las mujeres no trabajen. Trabajan, pero lamentablemente no es remunerado.
Su trabajo fuerte lo hacen en el hogar o al cuidado de los adultos mayores, niños y discapacitados. Son mujeres que trabajaron toda su vida y al final no tienen una pensión…
En conclusión 57% de las mujeres en la región no tiene una pensión para enfrentar la vejez.