Foto: www.lmtgtm.org
Hace tran sólo unos días se dio a conocer la noticia sobre la existencia de una galaxia fuera de lo común: la llamada galaxia monstruosa. Sin embargo, cabe mencionar que el nombre de un mexicano formó parte de tal descubrimiento.
La galaxia monstruosa se encuentra aproximadamente a 12 mil millones de años luz de la Tierra, es decir, al inicio del cosmos, y su nombre nace de la inexplicable conformación de elementos que demuestra.
COSMOS-AzTEC-1, nombre oficial de la galaxia monstruosa, tiene una presión de gas en las nubes muy inferior a la fuerza de gravedad, lo que provoca una formación de estrellas fuera de control, mil veces superior al de nuestra Vía Láctea.
Además, se piensa que este tipo de galaxias son las antecesoras de las elípticas, lo cual ayuda a comprender la formación y evolución de estas agrupaciones de estrellas, nebulosas, polvo y gas.
El descubrimiento provino de las observaciones de tres telescopios astronómicos ubicados en distintas partes del mundo: el James Clark Maxwell en Hawái, ALMA en Chile y el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano en México.
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Imagen: dribbble.com
Así es, uno de los tres telescopios involucrados en el descubrimiento y seguimiento de los fenómenos que acompañan a la galaxia monstruosa se encuentra en México y lleva el nombre de un mexicano digno de recordar: Alfonso Serrano Pérez-Grovas
Alfonso Serrano fue un astrónomo, investigador y académico mexicano, director del Instituto de Astronomía y el Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (PUIDE) de la UNAM y del INAOE.
El 20 de junio de 1994, a pesar de la polémica suscitada por la planeación de su construcción, Serrano obtuvo la aprobación formal del proyecto conjunto entre el INAOE y la Universidad de Massachusetts, Amherst (UMass) por parte de CONACyT y el gobierno de Massachusetts.
Actualmente, el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano es el telescopio de plato único y movible más grande del mundo, y gracias a éste se descubrió que la galaxia monstruosa contiene grandes cantidades de monóxido de carbono.
También reveló brotes de formación estelar ocultos en ella y fue este telescopio el que permitió calcular la distancia que tiene la galaxia monstruosa con la Tierra (12.400 millones de años luz).
De esta manera, dichos avances tecnológicos dan oportunidad a la comunidad científica de observar la naturaleza del cosmos desde los primeros años posteriores al Big Bang, es decir, desde el origen mismo de la existencia terrenal y sus precedentes.
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