Ya llegó 2020. Esto significa que nos quedan 10 años para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU. Por otro lado, nos queda aún menos tiempo para cumplir con los Acuerdos de París sobre el clima. Nuestra visita en ChangeNOW – la cumbre internacional de impacto que tuvo lugar el mes pasado en París – nos demostró que miles de soluciones ya existen. Miles de emprendedores ya están trabajando para transformar el mundo y crear un futuro más sostenible. El mayor obstáculo a esta transición es la brecha de financiamiento.
Justo, tuvimos la gran oportunidad de conocer a Bertrand Badré en ChangeNOW. Después de haber dirigido varios bancos privados en Francia, él tomó el timón del Banco Mundial de 2013 a 2016. Cometido a actuar para el desarrollo sostenible, fundió luego su propio fondo de inversión de impacto, Blue like an Orange. Este recorrido excepcional le da una visión bastante exhaustiva de sistema financiero, una ventaja útil para entender cómo transformarlo.
Concluiste tu intervención en ChangeNOW con un llamado a la revolución. ¿Cómo se hace la revolución con un fondo de inversión?
Bertrand Badré: La idea es precisamente evitar las revoluciones brutales y sangrientas que se me ocurren, y ver cómo podemos transformar radicalmente un sistema sin pasar por una fase violenta. Había citado a Theodore Roosevelt quien, en esencia, dijo «no hago cosas realmente revolucionarias, trato de evitar una verdadera revolución«. En el desafío colectivo que tenemos, cada uno tiene su papel. La idea cuando uno tiene responsabilidades en un fondo de inversión es ver cómo se puede poner en práctica un nuevo enfoque de la inversión. Es complicado hacer una revolución radical porque estamos operando en el sistema tal como está hoy. Así que tienes que anclarte en el sistema actual, y ayudar a que se convierta en el sistema que quieres ver emerger mañana. Esta es nuestra responsabilidad como fondo de inversión.
Eres es el autor de un informe intitulado «From Billions to Trillions: MDBs contributions to financing for development», en el que se pone de relieve la inmensa necesidad de financiación vinculada a los objetivos del desarrollo sostenible. ¿Cuáles son los obstáculos que todavía impiden que la inversión responsable y de impacto se vuelva mainstream?
Bertrand Badré: Es una mezcla de cultura y equipo. Existe una cultura que ha prevalecido durante los últimos cincuenta años, que se ha llamado «shoulder capitalism«. Este capitalismo de accionistas se define en el enfoque propuesto por Milton Friedman, según el cual el único objetivo de una empresa es generar ingresos. Esta cultura domina hoy en día y se ha impuesto en las herramientas que usamos. Las herramientas de contabilidad, las normas de los fondos de pensiones, los métodos de remuneración, la calificación, la redacción jurídica y todo lo que entra en la vida cotidiana de las empresas se inspira de esta cultura. Operamos en este sistema hoy en día, y se pueden sentir constricciones cada vez que intentamos sobrepasar sus límites. Así que tenemos que transformar este sistema poco a poco, para llegar a otro sistema. Está muy bien definido por un profesor de Oxford llamado Colin Mayer: el propósito social de los negocios es encontrar soluciones rentables a los desafíos de este planeta y su gente. Esto no quiere decir que el lucro sea malo en sí mismo. Significa que no debe imponerse como un objetivo, sino como una herramienta para alcanzar una meta. El objetivo es la respuesta a los desafíos ambientales y sociales que enfrentamos hoy en día.
¿Cómo sientes que el ecosistema financiero tradicional recibe este discurso?
Bertrand Badré: Es prudente. Es interesante, porque está claro que la preocupación del público va aumentando. Que esta opinión sea la de los consumidores, inversionistas o futuros empleados, está creciendo en estos temas. Y al mismo tiempo, estos mismos actores son muy conscientes de que el sistema en el que operan no les anima a moverse en esta dirección. Nada les recompensa si lo hacen, y nada les castiga si van en la dirección opuesta. Todo se basa en compromisos individuales o colectivos, porque no es el sistema tal como funciona el que te lleva en la dirección correcta. Este antiguo mundo de las finanzas, en el que todavía operamos hoy en día, puede ver sus límites, pero no ve cómo puede transformarse. Lo hace de manera marginal, y ya es bueno que haya un comienzo de conciencia. Y al mismo tiempo, se encuentra en tensión con un nuevo mundo que está intentando emerger.
Tu carrera te ha llevado a dirigir todos tipos de instituciones financieras, tanto públicas como privadas, de ámbito nacional e internacional, ofreciéndote una visión bastante única y completa del ecosistema. ¿La colaboración entre estos jugadores es a la altura del reto?
Bertrand Badré: No. El grado de cooperación es todavía demasiado bajo en comparación con las necesidades. Nuestra hoja de ruta es muy ambiciosa. De hecho, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Acuerdos de París sobre el clima requieren la movilización de todas las fuerzas públicas y privadas, y de la sociedad civil. Y todavía hay mucha tensión en el sistema, dudas y desconfianza, lo que significa que hablamos mucho pero no hacemos lo suficiente.
¿De dónde viene esta desconfianza?
Bertrand Badré: ¡Viene de lejos! Tuvimos una grave crisis financiera hace 12 años, que afectó a la confianza en el sistema y puso a todos los jugadores bastante nerviosos. Por ejemplo, los actores públicos tienen miedo cuando se comprometen con los actores privados de favorecerlos dándoles ventajas indebidas, permitiéndoles obtener beneficios sin correr riesgos. Y a su vez, muchos actores privados encuentran a los actores públicos demasiado lentos, demasiado ansiosos, y a veces corruptos. Así que hay muchas sospechas mutuas que hacen muy complicado movilizar a todo el mundo.
En este contexto ¿tienen esas grandes instituciones la capacidad y agilidad necesarias para cumplir los requisitos de la Agenda 2030?
Bertrand Badré: ¡La capacidad, sí la tienen! Para la agilidad, es más complicado. Tienen un papel particularmente importante, un papel como señal para anunciar nuevas prioridades y direcciones. Después, habiendo trabajado en varias de ellas, sé que siempre es muy complicado hacer que estas grandes instituciones se muevan. La inercia de sus balances y procedimientos siempre hace que la innovación sea muy difícil. Por eso no debemos dudar en innovar fuera de estas instituciones. Es importante que se muevan, es importante no olvidarlas, pero no debemos esperar todo de ellas.
¿Qué te impulsó a crear su propio fondo después de haber dirigido el Banco Mundial? ¿Es una forma de tener un impacto más directo?
Bertrand Badré: Claro que sí. Después de la publicación de mi libro «Can Finance Save the World?» , unas personas que pensaron que tenía buenas ideas me animaron a continuar y tomar acción. Así que nos unimos entre varios socios, formamos el equipo y nos dijimos que íbamos a mostrar lo que podíamos hacer. Y es cierto que estar dentro de tu propia estructura es probablemente un poco más maniobrable, y al mismo tiempo es más difícil, porque crear es difícil. Así que es estimulante y no es fácil al mismo tiempo.
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Acerca de Bertrand Badré
Bertrand Badré es CEO y fundador de Blue like an Orange Sustainable Capital. Anteriormente, fue Director General del Banco Mundial y Director Financiero del Grupo Banco Mundial. Antes, Bertrand Badré también fue el director financiero de los bancos franceses Société Générale y Crédit Agricole. Representó a estas instituciones en el FSB, el G7 y el G20.
Bertrand Badré también es autor del libro publicado en inglés en 2017 con el título «Can Finance Save the World?«. Ha dirigido la publicación de varios artículos: «From Billions to Trillions: MDBs contributions to financing for development» y en 2004, escribió «Water» con Michel Camdessus, sobre la financiación y el acceso al agua.
Acerca de Blue Like an Orange Sustainable Capital
Blue like an Orange Sustainable Capital busca oportunidades para prestar a empresas y proyectos que ofrezcan tanto un fuerte rendimiento ajustado al riesgo como un impacto social positivo en apoyo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
El fondo de inversión se centra en la infraestructura sostenible, la agroindustria, la atención sanitaria, la educación y el acceso a la financiación.Se esfuerza por obtener resultados de desarrollo sostenible para fomentar un crecimiento inclusivo y sostenible, sin que haya que hacer concesiones en cuanto a las tasas de rendimiento financiero a nivel de mercado.