Nada de esto es actual, es un problema que ha perseguido al sexo femenino desde el inicio de los tiempos; a pesar de ser las mujeres las únicas afectadas, también forman parte de la conservación de los estereotipos machistas.
Estamos inmersos en un sociedad donde mientras las mujeres ya se atreven a denunciar, la cultura machista no sólo perdura, sino que en algunas ocasiones gana terreno.
Es evidente que los comportamientos violentos o las conductas de discriminación no se iban a extinguir sólo porque se aprobara una ley contra la violencia de género o una ley de igualdad.
Esto se debe a que todos esos comportamientos (y estereotipos machistas) se aprenden. Y si no, ¿cómo se explica que el 27 por ciento de adolescentes piensan que la violencia en el seno de la pareja es normal?
Hay estudios que revelan que el 33 por ciento de la población juvenil considera que sentir celos es una prueba suprema de amor.
Los roles sexistas alimentan una cultura machista que reproduce la desigualdad e inclusive conduce a los abusos y a la violencia de género.
¿Qué es un estereotipo?
Los estereotipos generalizan nuestro conocimiento sobre el mundo social.
Consiste básicamente en imágenes típicas que bajo una palabra simple y coloquial, integran información muy diferente a la realidad. Tanto, que el nivel de abstracción que crean no impide que jueguen una función fundamental.
Su función es constituirse como espejos, mediante los cuales nos autoreconocemos y también reconocemos a los que nos rodean.
Si bien, los estereotipos forman parte de los procesos reflexivos del ser humano y de las colectividades. Queramos o no, siempre buscamos responder a la pregunta ¿quién soy?, ¿quiénes somos?, ¿quiénes son?
A este referirse a los otros corresponde el término heteroestereotipo.
Estereotipos machistas
La religión, familia o sociedad en general… contribuyen no solo en la forma de pensar o ver las cosas, es un hecho que también lo hacen en la forma de vestir.
Los defensores de la moda sostienen que, vestir es una necesidad del ser humano que viene desde el taparrabos que utilizaba nuestro ancestro el Homo Sapiens.
Sin embargo, conforme van cambiando las décadas también cambia la necesidad de seguir tendencias o estereotipos.
Por ejemplo, ¿es necesario tener una talla pequeña para sentirte aceptada por alguien?, ¿cambiar el aspecto físico me asegura que seré agradable?, ¿reprimir mis gustos mantendrá felices a los demás?
Un tema sencillo, que sigue siendo polémico en pleno 2018 es utilizar mini falda.
¡Vestir a tu gusto no te convierte en mujer de la vida galante!
Es lo mismo que traer puesto un hábito, por arte de magia no te convierte en una persona pura y casta.
Ser de huesos anchos no te hace más bonita que alguien talla cero.
Fomentar buenos estereotipos
Hacer a un lado los estereotipos que definen el significado de belleza, mujer y dignidad, es lo que realmente ayuda a crecer como persona.
Estudiantes de diseño de modas de la Universidad Creativa de Costa Rica presentarán sus colecciones en setiembre.
Buscando romper con los estereotipos machistas; asociados a la imagen y el estilo latinoamericano, desean mostrar el lado clásico y minimalista de Latinoamérica.
Además del movimiento de los países latinoamericanos en las áreas de cultura, literatura y arte a través de diseños de moda que reflejan heterogeneidad y diversidad.
Con los desfiles que presentarán, también buscan generar conciencia mediante la crítica artística a las problemáticas sociales.
Las cuales se viven actualmente en la región centroamericana, como el racismo, la xenofobia, el machismo y la violencia.