En Colombia ya hay energía solar en escuelas públicas
Los páneles solares fueron la respuesta para poder tener energía solar en escuelas públicas en las zonas rurales.
En Colombia existen alrededor de 45.000 sedes educativas públicas, de las cuales 2.000 no tienen electricidad, por eso ahora en algunas zonas ya hay energía solar en escuelas públicas.
¿Cómo surgió la energía solar en escuelas públicas?
La imposibilidad de que los estudiantes hicieran uso efectivo de los equipos tecnológicos que distribuye el programa Computadores para Educar, surgió la necesidad de buscar fuentes de energía alternativas que se pudieran instalar sin importar la ubicación de los colegios.
La respuesta a la problemática fueron los páneles solares, dispositivos que ya han sido entregados a 311 instituciones de diez departamentos, dentro de los que se destacan Amazonas, La Guajira y Chocó. De esta forma surgió la energía solar en escuelas públicas en Colombia.
“Estos lugares no se encuentran dentro de los planes de expansión eléctrica del país y, por tanto, sin el uso de estos paneles jamás podríamos haber llegado a ciertas regiones. Los niños de estas escuelas no podrían incluso conocer un computador o una tableta y aprender a utilizarla”, destacó Fernando Bedoya, director ejecutivo de Computadores para Educar, en una entrevista.
Aún falta por cubrir cerca del 84% de las escuelas con estas características. No obstante, la organización estatal señaló que se ha reducido en 83% la brecha digital del país durante los últimos ocho años, al pasar de 24 estudiantes por equipo en las escuelas públicas en el 2010, a 4 estudiantes por computadora en 2018.
Esta cifra, de hecho, muestra el aporte del programa para superar la situación descrita, teniendo en cuenta que en el año 2000, cuando comenzó, se hablaba de que por cada 142 niños había un equipo de cómputo en los establecimientos oficiales de educación.
Programa sostenible
En el trabajo por democratizar el uso de la tecnología, Computadores para Educar también ha creado una iniciativa alterna con el objetivo de lograr la sostenibilidad de su estrategia, pues durante su trayectoria, los ejecutores del programa se dieron cuenta de que debían ponerle atención al manejo que se les daba a los equipos que se dañaban o resultaban obsoletos por el paso del tiempo.
De ese modo, en el 2007 crearon el Cenare (Centro Nacional de Aprovechamiento de Residuos Electrónicos), lugar al que llevan todos los desechos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) para procesarlos y minimizar al máximo posible el impacto de los mismos en el medioambiente.
El proceso utilizado se denomina ‘manofactura’ y con él se separan los materiales tóxicos de aquellos que pueden ser comercializados o incluso reciclados.
Según cifras de la entidad, gracias a ese mecanismo, del 2014 al 2017 se evitó que cerca de 2.800 toneladas de dióxido de carbono fueran emitidas al aire; que 67’200.000 metros cúbicos de agua se contaminaran y que 1’344.000 toneladas de suelo se afectaran.
Beneficio Ambiental
“Antes de este proyecto lo que la gente hacía era abrir un hueco en la cancha de fútbol del colegio y enterrar los equipos obsoletos, porque no sabían qué hacer con esa basura. Ahora entregamos tecnología. pero somos ambientalmente responsables”, indicó Bedoya.
La formación a educadores es otro de los objetivos que se plantea el programa, puesto que la experienica indica que la disposición de tecnología por si misma no puede tener efectos tangibles en la población.
De ese modo, actualmente propenden por capacitar primero a los profesores en el uso y los alcances de estas herramientas, para que puedan aprovecharlo y, simultáneamente, estimular a sus alumnos para que también las usen.
En las tabletas que les entregan vienen contenidos precargados a los que pueden acceder sin necesidad de internet, y con los cuales pueden cursar diplomados.
Adicionalmente, los estudiantes pueden acceder a información sobre ciencias básicas, matemáticas, lenguaje e inglés, entre otros.
De acuerdo con el más reciente estudio de impacto realizado por la Universidad Nacional sobre la tasa de retorno, por cada peso que es invertido en el programa se obtienen 1,2 pesos en beneficios de tipo social y ambiental.
Desde el 2010 se estima que han sido entregados alrededor de 2’800.000 equipos a las instituciones públicas y se espera que, a futuro, la cantidad de niños por computadora sea de dos a uno. “Sabemos que los equipos no hacen el cambio por si solos, pero son un medio para que los docentes aprendan y así promuevan el uso de la tecnología, ya que no solo es para los profesores de sistemas, sino para todas las áreas del saber” opinó Bedoya.
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