¿Qué es la menstruación? algo más que sangre en la vagina
La menstruación es un tema tabú en nuestra sociedad, tan cargado de prejuicios y estigmas que no todos sabemos lo que realmente implica.
¿Qué es la menstruación?
La menstruación se puede definir como aquel “proceso fisiológico por el que las mujeres y las hembras de ciertas especies animales expulsan periódicamente por la vagina un óvulo maduro no fecundado con sangre y otras materias procedentes del útero.”
Espero, lector y lectora, que la sensibilidad e integridad de ninguna persona haya sido herida por la definición aquí escrita.
Y es que, al parecer, mucha gente aún sufre de algún extraño padecimiento que les provoca fuertes escalofríos al entrar en contacto con oraciones como ésta, a quienes les retumba en la cabeza las palabras: menstruación, vagina, sangre y útero (en el mismo contexto, por supuesto, porque por separado es otra cosa).
Cual literatura prohibida del siglo XXI, los textos y ponencias referentes a la educación sexual siguen siendo un tabú en gran parte de la sociedad, donde, específicamente el tema de la menstruación, llega a producir reacciones de incomodidad e incluso, aseguran aquellos, de asco y repugnancia (actitud verdaderamente cuestionable, a menos que se trate de alguna persona hemofóbica en alto grado).
El tema, en otra gran parte de la sociedad, se habla; pero con reserva, de rapidito y a voz baja. La menstruación –y discúlpenme la insistencia– pese a su relevancia y completa naturalidad, sigue siendo, inexplicablemente –al menos para mí– , un tema que negamos al diálogo abierto, y por lo tanto negamos el progreso a todo lo relacionado al tema.
“¿Te ofrezco una bolcita?”, se le escucha al tendero de la tiendita cuando le piden unas toallas sanitarias invisibles. “Sí, por favor”, se le escucha contestar con discreción a la clienta. La vergüenza de la mujer ante su propia naturaleza.
Depilaciones, dietas, cosméticos, cirugías estéticas y toda una serie de prácticas de disciplinamiento corporal marcan la pauta del ideal femenino: todo originado por una pedagogía de género incrustada desde la infancia que somete al cuerpo de la mujer ante la aprobación de la mirada masculina.
Sí, el patriarcado opresor existe. Y no, no es un invento de las mujeres para acabar con todo varón en la faz de la tierra.
Efectivamente, todas esas son prácticas que también pueden ser –y lo son, actualmente– adoptadas por hombres de cualquier identidad sexual, pero si echamos un vistazo a la historia de la humanidad, difícilmente encontraremos cuerpos de hombres sometidos por artefactos de tortura o métodos de tintes sádicos para alcanzar un ideal estético.
Sin embargo, si echamos un vistazo por las calles de la ciudad, seguramente nos encontraremos con algún despreocupado caballero de camisa abierta, orgulloso de su abundante vellosidad corporal; lo que para nada es malo, pero no por eso dejemos pasar de largo la evidente situación desventajosa de las mujeres en nuestra sociedad.
La idea de que las mujeres deben acondicionar sus cuerpos es un concepto de tiempos remotos y que, desgraciadamente, siguen padeciéndolo hasta la actualidad, como un lastre al que muchos ya estamos acostumbrados a presenciar. La menstruación es claro ejemplo de ello.
La menstruación merece y necesita ser discutida no sólo por capricho de las mujeres –y no tendría nada de malo si así fuera–, sino porque al tratarse de un tema relacionado con la naturaleza humana, propia de la biología femenina, requiere de la atención que cualquier otro proceso biológico necesita.
La higiene menstrual es tan importante y delicada como cualquier otro proceso corporal, ya que un mal cuidado vaginal puede resultar en infecciones y demás trastornos de la salud.
No obstante, a sabiendas de que la menstruación es propia de las mujeres, este es un tema que debe estar en oído de todos y todas, tanto de hombres como mujeres, ya que la desinformación, causa de la ignorancia, contribuye a la expresión de aquellos microgestos de vergüenza que las mujeres expresan para con su propio cuerpo.
Entidades como la iglesia, las redes sociales, e incluso el mercado, han reforzado el estigma que existe en torno a la menstruación, mitificando así sus consecuencias y confundiendo a muchas mujeres: “Adquiere el no se qué para el mejoramiento del olor vaginal en esos días”… ¡Coño!, dejemos por lo menos que el coño huela a coño, Micky.
¿Qué es la menstruación?
Esperemos que en un futuro próximo, la menstruación pueda ser definida, descrita y explicada sin ninguna carga de carácter social; o mejor aun, pensemos, analicemos y actuemos a favor de un futuro próximo donde la menstruación pueda ser concebida sin mayor prejuicio, lejos de la ignorancia y libre de vergüenzas infundadas.
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