Hoy se cumple un año del sismo que azotó México y levantó a los Millennials

«El soldado sacó a Sara Sofía y la gente aplaudió porque pensaban que estaba viva…”

“Los rescatistas nipones guardaron silencio e hicieron una reverencia al cuerpo de una jovencita de 19 años que habían intentado rescatar durante varias horas.”

Según cifras oficiales, un total de 369 personas murieron como consecuencia del sismo del 19 de septiembre del 2017. 228 de la Ciudad de México, 74 del Estado de Morelos, 25 del estado de Puebla, 15 del Estado de México, seis del estado de Guerrero y uno en el estado de Oaxaca.

En la Ciudad de México, el mayor número de víctimas, se concentró en el edificio Álvaro Obregón 286, en la delegación Cuauhtémoc, donde las labores se extendieron por 15 días, aun cuando los protocolos diseñados para rescatistas internacionales en un desastre natural eran de sólo 72 horas.

Ha pasado ya un año, desde los sismos que azotaron el país, el día que se escucharon clamores de desesperación, de miedo y de desánimo. Ya ha pasado un año que no se escucha el ruido ensordecedor del silencio, cuando hay puños en alto.

Hace un año que cruces fueron levantadas en el todo el país. Incluso en el memorial de Chimalpopoca en el edificio Bolívar 168, en donde nunca hubo listas de trabajadores, víctimas o cuerpos; donde nunca se alzaron voces conocidas, porque se dice que ahí sólo hubo costureras e inmigrantes que trabajan en precarias condiciones.

Entre tantas y tan pocas, se despidieron a víctimas con flores, ropa, carteles, cruces que indicaban que “Tu nombre es el mío” y sobre todo, se hacía la pronunciación de que “Nuestro cuerpo no es desecho”.

Hoy a un año del desastre no se sabe en qué condiciones se encontraban los trabajadores, pues según datos del Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México, en el lugar perdieron la vida 15 personas, 12 mujeres y tres hombres. De las cuales ocho eran mexicanas; cuatro de Taiwán; uno originario de Taiwán nacionalizado paraguayo; uno de Corea y uno israelita de nacionalidad argentina.

Hoy a un año del desastre se desconoce la legalidad con que operaban las empresas, y el lote donde ocurrió este desastre se divide entre un estacionamiento y algunos grafitis, ropa y ofrendas que recuerdan esta tragedia.

Cascos, guantes y Millennials

Los Millennials, que representan a más de la mitad de la población mexicana, acudieron sin pensarlo, con víveres –y smartphone– en manos, a ayudar a la gente, a callar voces que los tildaban de improductivos  y de quejosos de sillón.

Hoy hace un año los millennials decidieron levantar al país, por una vez no le dejaron la tarea sólo al Gobierno, esa vez fueron ellos quienes vigilaron, trasladaron y aportaron; esa vez fueron ellos quienes rebasaron toda medida y toda expectativa.

Esa vez se reconocieron todos como parte de una unidad, esa vez entonaron juntos el mismo himno, esa vez se unieron sin importar la edad, los falsos estratos y el color de la piel.

Este 19 de septiembre, el país está de luto. Pero aunque nos vestimos de negro para no olvidar a las víctimas de tal impacto, nos levantamos para deconstruir a México, para tomar en nuestras manos el futuro del país; porque esa vez no hubo discurso del “malo por naturaleza”, porque esa vez ya no quisimos shows políticos, ni maromas con discursos, ni beligerantes líneas editoriales, esa vez sólo hubo manos mexicanas, colombianas, argentinas, canadienses, alemanas… esa vez sólo hubo manos, con el puño en alto.