Venezuela atraviesa una delicada situación de hambre y desnutrición

No es un secreto que Latinoamérica es un continente que padece hambre. Nuestro continente es el segundo más pobre y el más desigual, lo cual se evidencia con facilidad, principalmente en países como Venezuela.

En Venezuela la situación es delicada. El hambre ha llegado a niveles sin precedentes debido, en gran medida, a las políticas orientadas a impulsar las importaciones, las cuales más que favorecer a la economía del país, la han mermado significativamente al bajar los precios del crudo, único bien exportable del país.

Te puede interesar: «Por una Latinoamérica verde» es el nuevo documental de DirecTV

La crisis que golpea a Venezuela, sin precedentes históricos, afecta más a la población vulnerable. Al privilegiar las importaciones se quebró la producción interna y se amplió el clientelismo de los países aliados.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que Venezuela es el país con más alto crecimiento de hambre y malnutrición, reportando un triple aumento en los últimos treinta años.

1 millón 300 mil personas de Venezuela se encuentran en estado de desnutrición o malnutrición, de las cuales algunas presentan obesidad. Además, la FAO asegura que de tal cantidad de venezolanos, las mujeres son quienes más sufren de dichos problemas, lo que deviene en diferentes problemas como embarazos de alto riesgo y niños con problemas físicos o mentales.

Te puede interesar: IPN pacta alianza con la Concamin para dar frente a los retos impuestos por la industria 4.0

Tal situación coloca a Venezuela y a toda Latinoamérica lejos de lograr los objetivos de la agenda 2030, principalmente el objetivo de Hambre cero. El número de personas subalimentadas aumentó a la preocupante cantidad de 39,3 millones.

Es urgente, ahora más que nunca, que las instancias correspondientes tomen medidas para estabilizar la situación de Venezuela y de todo el continente, principalmente. No hay país, región o persona que merezca estar en semejantes condiciones, y no hay gobernantes de deban permitirlo y, mucho menos, consentirlo.